A veces un «buenos días» te alegra la mañana.
De pronto, después de veinte años, – por poner un ejemplo porque creo que eran más- se dirige hacia donde estoy y me dice:
¿Eres tú?
Yo le contesto casi con una interrogación No recuerdo quién es ella o de qué nos conocemos.
Parece ser que tenemos varias secciones en nuestra cabeza donde guardamos miles de recuerdos, y en ese momento .La mía estaría distraída en otros menesteres.
Mujer menuda. Destaca en ella su franca sonrisa pues hace que los ojos queden arqueados dejando ver a duras penas sus pupilas negras. Brillando al unísono ojos y sonrisa.
Y mientras ella me seguía expresando una alegría inmensa, de esas que se notan desde el corazón, de las de verdad; yo venga pensar…hasta que su tono de voz me trasladó a quellos tiempos en que vivimos experiencias importantes. Lazos que perduran sin romperse aunque los años desgasten la memoria inmediata.
¡Que tenga un muy buen día!
Le devolví con la misma sensación de cariño que me había contagiado.