Todavía se sigue publicando, en la solicitud de algunas subvenciones, que se incida en la perspectiva de género tanto en su finalidad como en su contenido; evitando fomentar la continuidad de los roles tradicionales de género. No hacer un uso sexista del lenguaje o que incluya una imagen estereotipada de la mujer. Se ha de incorporar una comunicación inclusiva que fomente los valores de igualdad de trato y no discriminación entre mujeres y hombres.
Que se siga repitiendo año tras año esta advertencia, nos indica que algo no funciona o, no se está entendiendo que todos somos iguales ante la sociedad, la ley y todos sus órganos.
Podríamos entrar en el debate de por qué a igual trabajo, desempeñado profesionalmente por hombres y mujeres, la brecha salarial no se discute. Pero ahí está.
La discriminación en la contratación de mujeres en edad de procrear está demostrada, aunque los argumentos que se aducen suelen estar velados. Pero ahí está.
Los bajos salarios y la cantidad de horas desempeñadas por mujeres en tareas de cuidados o domésticas están infravaloradas, social y económicamente. Pero ahí están.
Los jóvenes adolescentes controlan a sus parejas a través de los medios telemáticos. Es un hecho que llega a sorprender porque demuestra que no se está evolucionando hacia una libertad que ha costado a muchas mujeres levantar la voz, para el mero hecho de votar en las urnas. Algo tan simple y que ha costado tanto. Pero ahí está.
¿En qué nos estamos convirtiendo?
Afortunadamente hay quien se preocupa de ir erradicando este agujero negro en la sociedad, pero no es suficiente. Se ha de salir a la calle. El sonido de las voces desgarradas nos abren los ojos y nos recuerdan que sufrimos una realidad discriminatoria, realidad en la que cualquiera nos podremos encontrar en cualquier momento.
No hay mayor satisfacción para una persona que sentirse realizada por medio de su trabajo reconocido económicamente como se merece.
En la imaginación de una niña pequeña, por aquellos años setenta, pensaba, que el mundo estaría tan evolucionado que no existirían las guerras, que no habría discriminación por cuestión de sexo.
Estamos en el siglo XXI. ¡Y mirad qué situación nos envuelve!
En una cosa tan simple como ejercitar la mente haciendo crucigramas, me llama la atención definiciones referidas a las mujeres. Las encuentro que despiden un tono despectivo y me molesta. Lo vemos gráficamente con ejemplos de definiciones en uno de ellos.
No es lo mismo decir Natural u oriunda de Suecia, que leer otras definiciones como: Que tiene joroba, fem.; Obsesionada; Macilenta, flaca; Torpes, obtusas; Con sarro, fem.; Que ha recibido un ataque, fem.; Perniciosas; Que actúan con rudeza, fem.: Diablesa, diablo hembra (como si no se hubiera entendido a la primera);jajajaja ; Que implica dolo, fem. etc.
No sé cómo lo ven ustedes, pero igual es que mis crucigramas están un poco anquilosados. Es mucha la casualidad que me sale al encuentro con los sustantivos femeninos tan desagradables.
Me gustaría saber quién los elabora y qué criterios sigue a la hora de escribir una definición, porque ¡mira que es rico nuestro vocabulario! (y ahora que hemos recuperado la tilde en la palabra sólo).
Recomiendo de todas formas, para no anquilosarnos con los mensajes cortos de las aplicaciones del móvil, hacer de vez en cuando un crucigrama. Despeja la mente y nos podemos asombrar de cuántas maneras podemos definir una palabra.
¡¡¡Les invito a probar!!!
Un comentario
👍😍😍