Cuando me invitó la asociación SOLC (Asociación para el soporte y tratamiento del Cáncer en Alcoy y Comarca) a la realización de este artículo, me asaltaron las dudas en la manera de enfocarlo. No me apetecía hablar de lo duro que es el proceso, ni de las pruebas médicas ni de los diagnósticos que iban confirmando el cáncer en ambas mamas, además de la necesidad de extracción de todos los ganglios del brazo derecho.
Todos hemos tenido cerca, o de referencia, a alguna persona que nos ha ido dando detalles. Quiero exponerles la actitud que me ha acompañado desde el primer minuto y las decisiones a las que he tenido que hacer frente aún en estos momentos en los que sigo inmersa.
Hago un paréntesis para reflexionar que todos estamos convencidos, mujeres y hombres, de que las revisiones anuales son muy importantes: la vacuna de la gripe, la visita al oftalmólogo, la atención primaria y a cualquier otro profesional que se ocupe de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Las citas las convertimos en rutina y, si estamos sanos, no nos detenemos en pensar en ninguna alerta.
Por mis antecedentes familiares, prestaba más atención a las revisiones de mama y las tenía más presentes. Lo que son las cosas, a veces la vida te gasta bromas y, precisamente, la cita a principios del año 2022 se me pasó por estar fuera y no revisar el buzón de Correos. Gracias a la llamada de los profesionales del Hospital Virgen de los Lirios de Alcoy, me reubicaron para otro día. Siempre que llegaba el día, sabía que al poco tiempo tendría que acudir al hospital para una ecografía de mamas. Salí de la revisión y me dijeron que me llamarían para los resultados. No me resultó extraño. Siempre había sido así; hasta ese día en que los resultados no serían tan claros como en años anteriores.
Empezaba lo que iba a ser un largo peregrinaje de pruebas que confirmaron la existencia de cáncer en ambos pechos, a lo que se sumó linfedema en la axila derecha. Físicamente el cambio es notable y todos los síntomas que te dicen que pueden ocurrir, ocurren. Imaginaba como si se tratara de una quiniela de fútbol e iba haciendo cruces con todos los síntomas probables que me iban a pasar. El pleno al quince lo tenía: caída de pelo, no a los diez días más o menos que era lo habitual; la mía fue inmediata, cansancio,
dolor muscular, sueño, otras veces insomnio, hormigueo en manos y pies… En fin, creo que estoy siendo buena alumna y lo estoy probando todo.
Me encontré cara a cara con que el cáncer. Esa enfermedad impronunciable, pero ahora no tenía más remedio que asumirla en primera persona. Entraban en juego dos elementos muy importantes: la parte médica y la emocional.
Este artículo se ha publicado en la revista SOLC,cuyas siglas se especifican al inicio del texto. Anualidad 2023.
Esta asociación, como otras dedicadas a la enfermedad del cáncer; y otras tantas focalizadas en diferentes patologías; están sustentadas por técnicos multidisciplinares y voluntarios sensibilizados.
Hasta que no te encuentras en esta situación de vulnerabilidad, desconoces su importancia real.
No voy a repetir las gracias, que siempre serán pocas por su labor en conjunto. Tenemos la oportunidad de, a través de su enlace, ver éste y otros artículos editados anualmente.
Me permito reivindicar la URGENTE necesidad de inversión pública en la investigación médica. Que la Sanidad recobre el estatus que le corresponde, dotando de personal necesario en la categoría que corresponda y que no dejemos escapar a los científicos y científicas formados en nuestro territorio porque les ofrezcan mejores condiciones laborale en otros paises.