No puedo esperar a verte y hacerte partícipe de la experiencia que acabo de vivir. Me gustaría que alcanzaras a sentir la emoción que me acompaña, aún a pesar que hace una semana finalizaron mis cortas vacaciones.

Fuí a una agencia de viajes para que me recomendasen una estancia en un hotel. Les pedí que reuniera una serie de características para que estuviera en total consonancia a las necesidades que me apetecía satisfacer este año. Disfrutar de un paisaje bucólico al que no estoy acostumbrada. Olvidarme de  la palabra «prisa». No estar pendiente del zumbido del teléfono para ningún tipo de llamada. Sin ordenador ni otros aparatos electrónicos.

Mi intención era desconectar del mundo de los demás para dejar entrar al mío.

Aún con la sonrisa en los labios me susurro:¡Magnífica elección!

Una buena copa de vino, lectura y silencio. Respeto por mi ansiada paz y moldeando dicha burbuja  con el olor y el color de la naturaleza viva. El correr del agua a su paso por el río, que en las tempranas mañanas me iba lanzando  guiños cómplice con el sol. Los pájaros que, con sus trinos me pedían compartir el desayuno.

En cuanto al personal del hotel, me trasladaron su amor por el trabajo a través de las atenciones que recibí. Indudablmente son importantes para la estancia de cualquier persona que busque una experiencia como la que me ayudaron a tener.

Disfruté.

Todos los huéspedes convivíamos sin invadir los espacios individuales y se creó un halo de familiaridad singular.

Es  necesario apartarnos de la rutina diaria, para dejar que aflore la atracción indescriptible entre los que persiguen el mismo aire para que respiren sus almas.

¡Y no son pocos!

Parques portugueses. Fotos realizadas y cedidas por Asunción N i S .

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