La palabra inmarcesible es todo aquello que no puede marchitarse.
Griselda caminaba con el enorme deseo de volver a ver a sus abuelos. Cogida de la mano, andaba de puntillas pues su corta edad no media la distancia de la mano de su madre, y con el ansia por la llegada iba casi en volandas.
—¡Mamá, mamá! ¿Por qué corremos?
—El tren está a punto de llegar y quiero estar allí cuando bajen del vagón.
—Pero si les vimos hace poco
—Claro hijita. Cuando sales del colegio y vamos a buscarte el papá o yo,¿te alegras?
—¡Un montón mami!
—Pues ale, menos cháchara. ¡Mira, acaba de llegar!
El amor por los padres, los que aún viven y los que se fueron. La pasión por los hijos, los propios, los ajenos, los adoptados. La vida que pasa, a veces rápida otras veces, también. Los cambios, las mentalidades, los deseos, las risas y los llantos. Todo forma parte de nuestra existencia, lo que ocurre que no siempre estamos preparados para observarlo.
¿Tienes un sueño? ¡Ábrele la puerta!
Si al fin y al cabo todos remamos en la misma dirección.
Fotografía: Floristeria Edelflor
2 respuestas
Es muy duro recordar a nuestros seres queridos, pero ellos nos dejaron siempre algo, un objeto, un detalle, una sonrisa que hace nunca los olvidemos.
Yo añadiria, somos como somos porque hemos vivido en tribu, hemos crecido como ser humano porque ellas/os estaban ahí.